1986 - Paladium. Reconquista 945. Capital Federal. Buenos Aires. Argentina.
 

18 de octubre

  1. Fuegos de octubre
  2. El regreso de Mao
  3. Canción para naufragios
  4. Roxana Porcelana
  5. Divina t.v. führer
  6. La bestia pop
  7. Jijiji
  8. Blues de la libertad
  9. Rock de las abejas
  10. Semen up
  11. Preso en mi ciudad
  12. Música para pastillas
  13. Patricio super show
  14. Ya nadie va a escuchar tu remera
  15. Ñamfrifrufi fali frú
  16. Unos pocos peligros sensatos
  17. Nene nena
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Calidad técnica: Consola

¨...Sábado noche; comienza la misa. Se trata de una religión pagana y pecaminosa, un culto embriagador y hasta ahora misterioso: la exaltación del placer, la sublimación de la sensualidad. Cada nota, cada acorde, cada ¡"Crum"! en el tacho del Piojo, cada palabra que larga la reventada garganta del Indio Solari es vehículo ideal para atiesar fibras, reventar nucas y -si te animás- sumirte en una sensación de palo intenso, de orgasmo tardío y acompasado.
Los fieles son cerca de 1200, agotan la cerveza antes del séptimo tema, se compactan al pie del escenario, no temen al roce de sus cuerpos y hasta se bancan gozarlo si "Semen Up" obliga al atrás-adelante en forma natural. El resto no importa; ni Paladium, ni el desbole de la entrada, ni la espera. Y el calor transformando la platea en el mismo living del infierno; calor pegajoso en pleno "Oktubre".
Bola de temas nuevos, casi las tres cuartas partes del show, pertenecientes al nuevo LP de "Los Redondos". Más entradores de movida que los clásicos (que entraron a fuerza de años), un par de estribillos que ya nunca más se te van a escapar de la cabeza y algunos feligreses medio jovatones que fruncieron la nariz al escucharlos, pero que no pudieron evitar entregarse ante ellos, abrirse de gambas exigiendo la violación brutal cuando por una u otra cosa sintieron que "Los Redondos" hurgaban en el núcleo de "sus más secretas pesadillas".
Ojitos hambrientos de "especialista" se posan en las tablas; la vieja idea de que el trabajo no es placer baila en la cabeza y necesito sacudir el deseo para entregar algo de objetividad. ¿Por qué no se puede apartar la vista de lo que pasa ahí arriba?. No hay maquillajes, no hay peinados ni vestuario, no hay ballets, no hay figuras "estéticamente atractivas", no hay escena. Algo no encaja. Y cuando la sensación vuelve a subir y la sed es cosquilleo que va del sexo a la garganta las cosas quedan claras: "Los Redonditos" son la escena, el ballet es Skay desgarbado, los dedos deslizándose solos, el Indio sacudiéndose en un espasmo rítmico. El maquillaje es "Patricio Rey" haciendo equilibrio en la punta de un seguidor.
Y todo embolsado en el cajón de lo efímero; el concierto se termina siempre antes de lo que uno espera. Y como todo lo efímero es mejor gozarlo en el momento, sin pensar en el inesquivable relax posterior. Por eso no puedo explicarte cómo sonaron, ni puedo darte la cantidad de espectadores exacta, ni el color de las luces, ni el neto de las propinas del guardarropa; porque no me calenté en averiguarlo. No me interesó cronometrar, encasillar o trabajar. Los datos me resbalan ¿okey?. "Los Redondos" son los únicos que me llevan a rasgar la alfombra por su amor, a salir con mis huesitos descalabrados y a pensar en la redacción de este comentario como otra fuente más de placer.
Con ellos, sos rico por unas pocas monedas...

Crónica de la época.