Crónica de la época;
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partir de las 10 de la noche y durante dos horas, el estadio de Colón
vivió una particular fiesta generada por una cantidad de simpatizantes
estimada en mas de 15.000 personas.
Con algunos problemas de sonido producto de las consecuencias de la tormenta del viernes anterior sobre los equipos, la banda liderada por el Indio Solari desarrolló un espectáculo que difícilmente se genere con alguna otra agrupación en nuestro país. En un clima de fiesta que puede compararse con el sentimiento futbolero -con bengalas, banderas y cánticos incluídos-, los Redondos realizaron su última presentación del año antes de comenzar las grabaciones de su próximo disco. Cabe agregar que los vecinos que viven en las adyacencias del Estadio Brigadier López se quejaron por la suciedad que descubrieron la mañana siguiente al despertar. Gran cantidad de desperdicios, vomitadas y excrementos, muy difíciles de limpiar -dijeron-, se hallaban desparramados en veredas, paredes, puertas y ventanas.
Las luces de bengala y las banderas hablaron de una inevitable comparación con lo futbolístico. Los cánticos alusivos no hicieron más que intensificar ese paralelismo.
Los Redonditos de Ricota renovaron el romance -por momentos increíble- que sostienen con su entusiasta público. El estadio de Colón modificó su clásica fisonomía futbolística para dar lugar a la pasión ricotera. Las estimaciones indican la presencia de más de 15.000 personas.
Ya desde el viernes, cualquiera que ingresara en la zona que circunda el estadio de Colón, y en el mismo Parque del Sur, habrá notado un particular movimiento de jóvenes identificados por cánticos y atuendos comunes. Estos aludían a la causa de su presencia en la ciudad, para lo cual muchos de ellos viajaron importantes distancias: Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. En carpas la mayoría, los seguidores resistieron como pudieron la tormenta que los esperaba. Claro está, los fanáticos, acostumbrados a estos pequeños heroísmos, no hicieron más que continuar con su fiesta.
En el estadio
Una vez en las puertas mismas del estadio, se intensificaba aquel paisaje extraño para la Santa Fé cotidiana. Es necesario destacar la dificultad que tuvieron los medios de prensa no sólo para conseguir las acreditaciones sino también para que los cronistas tuvieran una ubicación adecuada para poder trabajar con comodidad. Exactamente a las diez de la noche, en otra de las demostraciones de la particularidad de la banda -cumplir los horarios-, el grito de una multitud impresionante indicaba definitivamente la llegada de la última fiesta ricotera del año.
Rock del país
Aunque con algunos defectos de sonido que el Indio Solari adjudicó a los problemas que la tormenta provocó en los equipos, los Redondos desarrollaron un show parejo y muy profesional, como cada vez que se presentan. A lo largo del recital, interpretaron canciones correspondientes a diversas etapas de su carrera, que fueron festejadas por la inevitable respuesta del público, al que se agregó el magnífico espectáculo dado por las bengalas de colores varios y las banderas desplegadas. Así, se sucedieron entre otros "Rock para los dientes''; "Ji, ji, ji''; "Mariposa Pontiac''; "Un poco de amor francés''; "Esa estrella era mi lujo''; "Nuestro amo juega al esclavo''; "Vencedores vencidos''; "Todo un palo''; "Nadie es perfecto''; "Vamos las bandas''; "Mi perro dinamita''; "Motor psico''.
Una característica más del espectáculo fue el aspecto
que presentaba el campo de juego: virtualmente inundado, el perámetro
que fue colmado por los seguidores viró a un verdadero barrial
en el cual danzaban los fanáticos. A altas horas de la noche podían
verse aún jóvenes que vagaban por la ciudad, cuyo origen
se develaba claramente al estar cubiertos de barro. Luego de dos horas
en las que revisaron su vasta trayectoria, la banda se despidió
por un tiempo de sus seguidores: los esperaba la grabación de un
nuevo disco...¨
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