Crónica de la época;
¨...El límite lo
marcó también la música, una media hora antes de que
comenzara el show, cuando desde los parlantes se escuchó "Pepperland",
uno de los temas orquestales de "Submarino amarillo". Los cantitos
de hinchada quedaron suspendidos y un estado de magia sobrevoló el
estadio con esa música que anticipaba el viaje.
Los cantos, agradecidos, se redoblaron, hasta que apareció la banda y el Indio Solari comenzó con ese implacable "pasó de moda el Golfo", de "Queso ruso", cuando están a punto de pasar de moda Kosovo y tantos otros horrores a los que nos acostumbramos.Esta fue la primera presentación de Los Redondos del año y la banda puso todo de su parte para que el show no tuviera fisuras, incluido el repertorio.
Casi todos los temas de "Ultimo bondi a Finisterre", aprendidos ahora por todos, entraron a formar parte del juego colectivo. Y sorprendieron a más de uno con nuevas versiones de viejos clásicos: "Toxi Taxi", "Preso en mi ciudad", "Motorpsico" y "Fusilados por la Cruz Roja". Pero los ritos, ritos son, y tienen pasajes ineludibles, como el cierre con "Juguetes perdidos".
Encuentro de música y banderas, palabras y bengalas, que eriza la
piel y vuelve a todos más buenos.Luego de los primeros bises, el
Indio presentó a un viejo compañero de viaje, Willy Crook,
que se sumó en "La bestia pop", "Vamos las bandas"
y "Kriminal Mambo". Luego "Ji, ji, ji", mientras se
prendían las luces y se pedía con los brazos abiertos que
no terminara nunca. Y todos bailaron, se abrazaron, brillaron y giraron,
sabiendo que no lo soñaron y que lo que parece un sueño es
la vida de todos los días, la que deja llagas y dolores.Al sueño-pesadilla
del ahora democrático Aldo Rico diciendo sin pudor: "Sí,
soy autoritario", y declarándose dueño de un hospital,
las bandas ricoteras opusieron esta toma del espacio por dos horas y media,
con la fuerza de la música y la pasión...¨
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